En vez de los y las, les


Por: Carlos Andrés Naranjo-Sierra
Para las feministas, utilizar «los” y “las» en el mismo enunciado es un asunto «políticamente correcto», para los estudiosos de la gramática funciona mejor solo «los», por un asunto de economía del lenguaje ¿Será posible plantear una alternativa que medie entre estas dos posiciones? Tal vez sí y mi propuesta es «les».

Desconozco si ya algún lingüista realizó esta sugerencia y fue descartada por alguna razón obvia que no alcanzo a entrever como psicólogo con mis cursos de lenguaje y semiótica. Si es así, ofrezco disculpas por la pérdida de tiempo. Si no, agradezco que me ayuden a experimentar los recobecos del lenguaje para ver que tal funcionaría el reemplazo de las vocales ‘o’ y ‘a’ por la ‘e’.

La idea central consiste en utilizar una vocal neutra, en este caso la ‘e’ (dejando de lado la ‘i’ y la ‘u’ por asuntos funcionales y estéticos), de modo que no se reconozca el género de quien se nombra a la vez que el artículo, pronombre, sustantivo o adjetivo sigue manteniendo la economía del lenguaje. De este modo se puede hablar de hombres y mujeres con una sola palabra.

Veamos un ejemplo: en la oración «Los niños juegan en el recreo» podemos inferir que se trata de niños solamente o de niños y niñas, de modo que en el segundo caso el feminismo propone nombrar a las niñas como una forma de reivindicar su importancia haciendo que la frase se transforme en «Los niños y las niñas juegan en el recreo».

Pero si utilizamos la ‘e’ para construir la oración, está daría como resultado «Les niñes juegan en el recreo», haciendo que sea claro que la frase se refiere tanto a niños como a niñas, de una manera breve sintácticamente y eliminando la norma gramatical que establece lo masculino como el principio rector para nombrar tanto a unes como otres.

Esto no cambiará la cultura machista en la que vivimos. Lenguajes como el persa moderno no hacen diferenciaciones de género, ni masculino ni femenino, y sin embargo sus mujeres siguen siendo oprimidas. Así que esta propuesta es sólo una idea que puede servir pero en una muy pequeña medida. La verdadera lucha del feminismo debe darse en otros territorios.

Pero lo verdaderamente complejo consistiría en popularizar su uso, de modo que sintáctica, semántica y pragmáticamente sepamos a que nos referimos cuando usamos esta alternativa. No es gratuito que el esperanto, nacido con la idea de unir y simplificar las lenguas, siga en la oscuridad a pesar del loable esfuerzo de su creador Lázaro Zamenhof.