La lucha histórica de las mujeres en la escritura

Por: Irene María de Sousa
Este 8 de marzo se conmemora otro Día Internacional de la Mujer y he querido recordar a las escritoras, las mujeres que desde tiempos inmemoriales han luchado por tener una voz dentro de las distintas sociedades del mundo enfrentándose muchas veces al ventajismo y a la imposibilidad de darse a conocer.

Virginia Woolf aseguraba que en la historia “Anónimo” era una mujer, y exhortaba a escribir con libertad, puesto que durante muchos años se nos fue prohibido. No por nada Woolf hacía tal aseveración, las hermanas Brontë empezaron a escribir utilizando nombres masculinos por miedo a que fueran descubiertas y puestas en ridículo por tal “osadía”, pero quizá la historia de las talentosas hermanas haya sido sencilla en comparación a la de otras escritoras que fueron silenciadas por sus propios esposos, quienes se apoderaron de su éxito durante bastante tiempo.

Tal es el caso de la también británica Mary Shelley, la autora del famoso personaje de ficción “Frankenstein”, su esposo se habría quedado de buena gana con los créditos de la obra hasta que ella exigió el reconocimiento de su autoría, aun sabiendo que eso podría acabar con su relación. Otros caso más dramático lo protagonizó la escritora francesa Sidonie-Gabrielle Colette, quien era encerrada por su esposo durante horas para que escribiera con mayor rapidez. El cónyuge, un importante hombre de negocios, fue reconocido por mucho tiempo como el reconocido autor de “Claudine” y saltó a la fama, relegando a la sombra a la verdadera creadora. Más tarde, Colette pudo comprobar su autoría, gracias a que recuperó sus escritos de puño y letra.

Pero las escritoras desde otrora hasta la actualidad, no sólo se han enfrentado al ventajismo de hombres que han querido robar su trabajo, sino que también han vivido el anonimato a causa de la poca o nula promoción de sus trabajos. Algunas obras de mujeres célebres han sido desconocidas por la mayoría de la gente, tal es el caso de Lou Andreas Salomé, la escritora rusa que deslumbró al reconocido filósofo Friedrich Nietzsche y trabajó cerca de grandes figuras como Sigmund Freud y Rainer Maria Rilke.

A pesar de que escribió varios libros con contenido filosófico y psicoanalítico como “En la lucha por Dios”, “Ruth” o su autobiografía “Mirada retrospectiva”, la difusión de estas obras sigue siendo escasa. Es complejo conseguir su trabajo en español, y el caso de Lou es sólo uno de muchos. Históricamente, para las mujeres ha sido más difícil darse a conocer por sus obras y recibir el respeto necesario, algo que indudablemente ha detenido a las que no se han sentido capaces de escribir por miedo a no ser reconocidas, a no poder vivir de ello, y mucho menos a obtener como diría Virginia Woolf, “una habitación propia” en la cual dedicarse de lleno al oficio de escribir.

En estos tiempos, especialmente en América Latina, sigue habiendo muy pocas mujeres dedicadas a la escritura, las razones pueden ser evidentes: menos cultura, machismo y falta de recursos. El objetivo para cambiar esta realidad debería ser lograr que la escritura creativa sea una asignatura necesaria, aprovechar el internet en algunos países donde existe una gran brecha económica y los libros resultan muy costosos para las mayorías, o crear más políticas educativas donde exista acceso a las obras, y que los padres y educadores sean capaces de reconocer en las niñas el potencial para escribir y las inviten a perseguir sus sueños, así como con frecuencia son invitadas a participar en concursos de belleza.

Hoy, en el Día Internacional de la Mujer, es inevitable recordar a todas las mujeres silenciadas, porque al fin y al cabo, esta es una fecha que tiene su origen en el atroz silencio al que fueron sumidas las 129 mujeres que murieron en un incendio en la fábrica Cotton de Nueva York, luego de que se declararan en huelga con permanencia en su lugar de trabajo.

Joël Dicker: un escritor fuera de lo común

Novelista suizo, autor del libro “La verdad sobre el caso Harry Quebert” y de su nueva novela “El libro de los Baltimore”, también es conocido por sus colegas como el “autor top model”, pues gracias a su porte y apariencia, modela para varias marcas reconocidas a nivel mundial.

Dicker utiliza esta oportunidad como una manera de motivar a que las personas lean, él afirma que la responsabilidad de un escritor es inspirar y hacer sentir la literatura, “lograr que interese más a niños y jóvenes, como lo hacen, por ejemplo, los futbolistas y cantantes. Si el hacer comerciales o modelar me permite captar más lectores y que la gente lea más, lo voy a seguir haciendo con gusto”.

Su segunda novela, La verdad sobre el caso Harry Quebert, una historia policial y romántica, fue galardonada con el Premio Goncourt des Lycéens, el Gran Premio de Novela de la Academia Francesa y el Premio Lire a la mejor novela en lengua francesa, y es una de las más vendidas a nivel mundial, está traducida a treinta y tres idiomas.

Este autor soñaba con llegar a muchas personas, y lo ha logrado, sus novelas han tenido mucho éxito, “ver gente de países tan lejanos al mío haciendo fila para conseguir que yo les firme uno de mis libros me emociona hasta las lágrimas”, expresa el “autor top model”.

Conoció la literatura americana con el libro de Gabriel García Márquez, Cien años de Soledad, donde se conectó tanto con el texto que “pude sentir los olores de esta tierra y su calor del mediodía, lo afectuosa que es la gente, en fin, muchas sensaciones muy distintas a las que había experimentado con la literatura francesa, de la que vengo”, comenta Dicker.

En sus dos últimas novelas: La verdad sobre el caso de Harry Quebert y El libro de los Baltimore, la narración es desde el punto de vista del Autor, puesJoël Dicker quiere descubrir por qué es escritor y piensa que esa es la manera de responder su pregunta. “A quienes les guste escribir, van a verse reflejados en lo que vive un autor, cómo encuentra y desarrolla las historias, las dificultades que conlleva el proceso de escritura. Es mi manera de querer descubrir qué significa ser escritor”, expresa.

Dicker cree que los libros son más fuertes que la vida y que escribir le permite conocerse mejor. Decidió ser escritor cuando descubrió que le apasionaba más escribir que estudiar leyes, pues estudió Derecho un tiempo, pero no terminó porque no movía su vida realmente, escribir sí.

Hay Festival se tomó a Medellín

El quinto Hay Festival Medellín se tomó a la Universidad EAFIT, el Parque Explora, diferentes escenarios y bibliotecas del área metropolitana y COMFAMA con sus actividades e invitados.

Entre los invitados internacionales estuvieron literatos como el suizo Joël Dicker, el español Harkaitz Cano, y la escritora canadiense Natasha Kanapé Fontaine, los británicos Misha Glenny, especializado en crimen organizado y el también historiador Simon Sebag Montefiore, autor de Stalin y Los Romanov, el director del Instituto de Neurociencia de la Universitat Autònoma de Barcelona, Ignacio Morgado y la neuróloga Suzanne O’Sullivan que hablaron sobre el cerebro, desde la perspectiva científica.

No solo hubo literatura y ciencia en el Hay Festival, que cerró con la presentación del pianista clásico James Rhodes, defensor de la protección de la infancia, autor de un libro autobiográfico, que ha tenido gran éxito a nivel mundial, Instrumental.

10 entrevistas enriquecieron a Medellín en temas neurológicos, problemáticas actuales y buena música con apoyo de entidades como la Alcaldía de Medellín y la Fundación Sura.